lunes, 21 de abril de 2014

Líneas paralelas


La rabia detrás del hierro, la desolación detrás del vidrio... y el tiempo. Carne que explota en su demencia de encerrona y que pretende desgarrar ese objetivo que es, también, una trampa. Debajo, esas otras líneas de metal -y que podrían ser sus ojos- aparecen infinitas mientras aguantan toneladas de cuerpos, de cables, de piernas y gargantas anónimas rumbo a la diaria disolución... esa disolución que ignora el grito y que sucede porque así es la regla, la regla del río del tiempo y de lo inexplicable de la vida, ese río que es el todo y es la nada, la respuesta y la pregunta que, para siempre, quedará sin posible explicación.
De todos modos... no interesa.
El mundo funciona así, sin reglas. Y de ese modo es convertido en una oscura, bella, trágica y autista contradicción.