miércoles, 31 de julio de 2013

La oscilación del péndulo

El péndulo oscila predecible mostrando sus frutos: una bufanda roja que ya pesa demasiado, un ojo arrancado de su órbita, el pelo ralo y encanecido, una pierna desprendida del cuerpo que deja fluir la vitalidad de relleno... poco importa si viene o si se va -su rasgo efímero es otra cárcel, otra imposición insoslayable- y ni siquiera sabemos si importa... sólo vemos sus efectos. La gravedad que se acentúa, la entropía que aumenta, el color que se decolora, los huesos que se desgranan en un polvo tan leve que se confunde con el mero polvo que todo lo cubre.
Hace falta tiempo. Sobra el tiempo. Reina el tiempo. La muerte construida de tiempo, la música, la prosa, la pizza que se dora en el horno, la cremación de un cuerpo. Tiempo. El choque espectacular de dos galaxias. El instante del accidente...
El tiempo es; y lo demás, tan sólo una observación en la margen del río.


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