Idolatrada, esplendorosa, ostentando sublime majestad, llevando los colores del cielo y en su centro el de la estrella, ese Febo que asoma e ilumina a la otrora patria esclavizada; esa estrella, amarilla estrella, que brilla mejor en nuestro suelo y sobre nuestras cabezas, porque Dios es Argentino, y es de Boca, también; y ese Dios ha inspirado a nuestros hombres patrios, nuestros mejores hombres patrios, a girar los cañones hacia dentro y apuntar hacia dentro y a gritar: ¡fuego!, y éso en el mejor de los casos, porque, cual saurios desesperados, cual dinosaurios extinguidos, reprimidos y olvidados, nuestros hombres del pasado se han esfumado, nuestros hermanos y nuestros amigos, cual fantasmas, cual espectros, desaparecidos por ellos, hombres de la patria, inspirados por ese sol y por esa bandera, y nuestros hijos han caído desde el cielo, del mismo color azul y blanco, y han hundido sus esperanzas -y las nuestras- en el fondo del mar, o en el Río de la Plata, han volado narcotizados en sus aviones patrios, los Hércules de Dios, y, en un instante, han caído desde lo alto, o los empujaron, les abrieron el vientre en canal y los obligaron a dar un paso al frente, o sea al vacío, y los desaparecieron como desaparecieron los antiguos dinosaurios hace sesenta y cinco millones de años, una tragedia, y nadie sabe donde están, y nadie sabe si volverán, nadie sabe ni siquiera el porqué.
O, mejor dicho, si sabemos el porqué: por el neurótico amor obsesivo a ese dios asesino y a esa bandera de mierda.
Amén.
Esto de Dios es argentino..,ups te lo paso,.por que te estimo...jajaja...bueno tu expresar pero porque terminar...
ResponderEliminarDios es todo, pero algunos creen que es argentino. No nosotros.
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