miércoles, 3 de diciembre de 2014

La bandera y los saurios


Idolatrada, esplendorosa, ostentando sublime majestad, llevando los colores del cielo y en su centro el de la estrella, ese Febo que asoma e ilumina a la otrora patria esclavizada; esa estrella, amarilla estrella, que brilla mejor en nuestro suelo y sobre nuestras cabezas, porque Dios es Argentino, y es de Boca, también; y ese Dios ha inspirado a nuestros hombres patrios, nuestros mejores hombres patrios, a girar los cañones hacia dentro y apuntar hacia dentro y a gritar: ¡fuego!, y éso en el mejor de los casos, porque, cual saurios desesperados, cual dinosaurios extinguidos, reprimidos y olvidados, nuestros hombres del pasado se han esfumado, nuestros hermanos y nuestros amigos, cual fantasmas, cual espectros, desaparecidos por ellos, hombres de la patria, inspirados por ese sol y por esa bandera, y nuestros hijos han caído desde el cielo, del mismo color azul y blanco, y han hundido sus esperanzas -y las nuestras- en el fondo del mar, o en el Río de la Plata, han volado narcotizados en sus aviones patrios, los Hércules de Dios, y, en un instante, han caído desde lo alto, o los empujaron, les abrieron el vientre en canal y los obligaron a dar un paso al frente, o sea al vacío, y los desaparecieron como desaparecieron los antiguos dinosaurios hace sesenta y cinco millones de años, una tragedia, y nadie sabe donde están, y nadie sabe si volverán, nadie sabe ni siquiera el porqué.
O, mejor dicho, si sabemos el porqué: por el neurótico amor obsesivo a ese dios asesino y a esa bandera de mierda.
Amén.

2 comentarios:

  1. Esto de Dios es argentino..,ups te lo paso,.por que te estimo...jajaja...bueno tu expresar pero porque terminar...

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  2. Dios es todo, pero algunos creen que es argentino. No nosotros.

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